NEIL YOUNG: "Chrome dreams II" (CD 2007)

¿Cómo lo hace? ¿Tendrá una fórmula secreta que no sepamos? Es increíble que a estas alturas de la película y con más de cuarenta años de carrera, todavía este hombre sea capaz de firmar uno de los mejores discos de los últimos años. Pocos de su generación pueden competir con semejante monstruo. Debo perder la cuenta de cuantos discos lleva este coloso encima de sus espaldas pero lo que es cierto es que falla muy pocas veces. Si obviamos algún bodrio de los 80’s que no quiero ni recordar el nombre y ciertos discos un tanto irregulares como “Are you passionate?”, o la banda sonora de “Dead man”, este “Chrome dreams II” es otro clásico más a añadir a su dilatada y exuberante discografía.
Esta vez, lo increíble del caso, es que este disco esta formado por alguna canción desechable o descartes de sus otras obras. Una pregunta te viene directamente a la mente ¿Cómo semejantes temas con este nivelazo pudieron quedarse fuera? Desde luego Neil no es de este mundo y le sobran canciones buenísimas por doquier. Lo dicho, al alcance de muy pocos y demuestra que Neil Young juega en otra liga y los demás son unos meras comparsas. Rescato este trabajo porque encima de ser cojonudo, le cogí un cariño especial de por vida por ser la gira donde por fin pude ver a unos de mis héroes favoritos encima de un escenario, aunque fuese en un sitio tan inapropiado como un festival que prefiero no mencionar para no manchar esta reseña y también porque el próximo 7 de abril se pone a la venta “Fork in the road” y no está nada mal volver a pinchar esta obra para volver a adentrarse en el universo sonoro de Mr Young.

Pero vayamos directos al grano porque el contenido es ciertamente espectacular, apabullante y variado en estilos como es de costumbre en el canadiense.
Tenemos magníficos melodías countries en “Beautiful reward”, (¡una delicia!), o “Ever alter”, con la presencia del pedal steel de su amigo Ben Keith; un mezcla de soul con coros gospel con la envolvente “Shining Light”; temas casi inclasificables como “The believer” o “The way”, con la ayuda de un coro a cargo de The Young Peoples’s Chorus of New Cork City; rock épico presente en cortes como “Spirit road” o la más contundente “Dirty old man”, dos temas que parecen salidos de las secciones del “Ragged glory”, y para acabar dos temazos que valen su peso en oro, “No hidden path”, una orgía de guitarras que te dejan con la boca abierta y sobre todo “Ordinary People”. Dos temas larguísimos, épicos, descomunales, irreales de los que me voy a quedar con el segundo. Una auténtica joya de ¡¡17 minutos!! de duración con una sección de vientos increíble…”La créme de la créme”, sin duda.
Oyendo discos como este, uno no puede dejar de preguntarse de qué pasta está hecho este inagotable canadiense de 64 años. Un clásico de nuestros tiempos.