GUNS N' ROSES: "Live at The Ritz" (1988)

A estas alturas, nadie pone en duda que “Appetite for destruction”, es una de las obras definitivas de la historia del rock y una filmación como la del “Live at The Ritz”, no es más que un especie de tesoro incalculable para quien se quiera hacer una pequeña idea de cómo se las gastaban estos cinco elementos en esa histórica gira que les llevó a la gloria.
Grabado para la cadena MTV en el año 1988, en el Ritz de NYC, este documento nos muestra a la formación original de Guns n’ Roses en su máximo apogeo, antes que el mainstream y el ego desorbitado de Axl Rose hiciera volar en mil pedazos la grandeza de esta banda.
Y cómo no, ayer por la noche no pude evitar volver a ver esta cinta por enésima vez. Uno no puede apartar la mirada durante los sesenta minutos más impactantes que uno se puede echar a los ojos. Salvajes, rabiosos, chulos, desafiantes, insolentes y con una sensación constante de peligro por parte de la banda, eso es lo que nos encontramos en cada segundo del “Live at the Ritz”.
Desde la introducción por parte de un presentador al grito de “Please welcome…L.A. hottest band”, Los Guns golpean la pantalla desde el primer segundo y van a por todas con la contundente “It’s so easy”. Una pena que los de la MTV tapen los continuos “Fuck” del amigo Axl con el conocido pitido, pero da hasta igual, uno se queda abobado ante semejante demostración de rock’roll sucio y macarra. La siguen “Mr Brownstone”, desatando la locura general dentro el público, y la bestial “Out ta get me”, con unos fantásticos coros a cargo de Duff y la banda totalmente desbocada con Axl llevándose varias veces las manos a sus genitales. Por supuesto, no falla el mega hit “Sweet child o’ mine”, para lucimiento de Slash, y la debidamente presentada “My Michelle”, que rebosa furia por doquier. Continuamos con la única canción que no estaba presente en el “Appetite” como es “Knockin’ on heaven’s door”, con el público correando el famoso estribillo, que acaba con los seguratas echando a una chica del escenario.

La segunda mitad del bolo es de infarto. Empiezan con la incendiaria “Welcome to the jungle”, ideal para dinamitar el viejo Ritz. Coge el relevo “Nightrain”, con Axl ya sin pañuelo y enfundado en una t-shirt de ¡Thin Lizzy! “Paradise city” nos ofrece uno de los momentos más impactantes de la velada al ver a Axl jugándose el físico tirándose al público. Cuesta creer que saliera vivo ante toda la chusma que poblaba esas primeras filas. El show finaliza con la canción que cierra el “Appetite” como es la sexual “Rocket queen”, con otro espontáneo intentando subirse al escenario y desechando la idea al ver a uno de seguridad presto a devolverlo al infierno de las primeras filas. Por cierto, en mi grabación no tengo el “Mama kin” de Aerosmith, ¿alguien la tiene en su copia?
Guns n’ Roses con episodios como el Ritz estaban definitivamente en lo más alto, dominaban el mundo y se habían convertido en la máxima herencia de las grandes bandas del pasado.
Sólo me quedar decir que alguien edite de una maldita vez de manera oficial este documento imprescindible para muchos de nosotros.