SAM COOKE: "Night beat" (1963)

Hay discos que son bodrios, malos, regulares, buenos, sobresalientes, pero en este caso que nos ocupa hoy, va directamente a la categoría de obras que están por encima del bien y del mal. Se sale de catalogación posible. Discos sobrenaturales que desprenden magia a mansalva y que sólo los pocos elegidos pueden acercarse a semejante nivel de genialidad y maestría. “Night beat” de Sam Cooke sería un buen ejemplo.

Grabado en tan solo tres noches, en febrero del 63, en los estudios RCA de Hollywood, se compone de 12 auténticas joyas donde destaca principalmente el portentoso trabajo vocal realizado por Mr. Soul. Un auténtico derroche de clase, elegancia y feeling por parte de uno de los mejores cantantes que nos dio el siglo XX. Un fuera de serie que demuestra en este álbum que pocos, muy pocos le podían hacer sombra en aquellos años donde el genuino soul florecía en todos los rincones de América.

En este álbum es prácticamente imposible no dejarse llevar por las emociones que desprende esta incomparable voz llena de exquisitez, delicadeza, finura y belleza. Sam Cooke en este disco lo llena todo y se sale directamente del mapa dejando el listón muy, muy alto. Bien es cierto que la banda que le rodea está a un nivel muy alto, destacando un chaval de ¡16 años! llamado ¡Billy Preston! al teclado, pero siendo honestos lo de Cooke es de otro planeta.

Sería irracional y absurdo ponerse a destacar alguna canción por encima de otra. Aquí se consume todo de un tirón para proporcionarte una felicidad ilimitada. Ahora bien, escuchar un góspel como “Nobody knows the trouble I’ve seen”, experimentar esa intimidad que te proporciona “Lost & lookin’” (¡piel de gallina, oigan!) o incluso repasar clásicos como “Little Red Rooster” y “Shake, rattle & Roll”, recreados bajo el embrujo de este genio,  no tiene precio, amigos!

Kilates, muchos kilates de ingenio es lo que tenemos en este eterno “Night Beat”, que seguirá luciendo hasta el fin de los tiempos.