Hacía tiempo que os quería hablar sobre esta banda
llamada The Graveyard Train, que sólo dio vida a un álbum, producido por el
mago Tom Werman allá por el año 1993, bajo el sello Geffen, cuando el hard rock
clásico era literalmente devorado por todas las bandas de Seattle y la música
alternativa. Obviamente no fue la mejor época para sacar un disco de este
calibre y por consiguiente esta banda no tuvo más destino que abdicar ante la falta de atención
del público rockero. Una pena porque este sensacional trabajo pasó totalmente
desapercibido para muchos, incluido servidor que los conoció gracias a internet
unos años más tarde.
¿Y quiénes demonios son estos tipos, me diréis algunos?
Pues la verdad es que no hay mucha información en la web sobre esta banda de California.
De hecho, para escoger un vídeo-clip en Youtube tuve que indagar más de la
cuenta. Personalmente los descubrí en webs especializadas, donde hablaban
maravillas de ellos, situándolos como un combo de hard aderazado con un buen toque de blues y con claras influencias de
Aerosmith o The Cult.
Y la sorpresa fue mayúscula al escucharlos. El disco
sonaba como una locomotora sin freno, como bien luce su portada. Fue tal el encanto que tuve con ellos que no dudé en hacerme con él. Lo hice gracias a Ebay por tan
sólo ¡1 centavo de dólar! Sí, habéis leído muy bien, ¡1 centavo! Un tipo lo
dejó en subasta por ese ridículo precio con la suerte de que nadie pujó por él y
yo me llevé el gato al agua. Una compra perfecta, tirada de precio y que denota
el mínimo interés que suscita esta banda.
Pero vayamos al contenido, que hará las delicias de todo
amante del género con canciones robustas y corpulentas como la
bluesy “Down on the wire”; la poderosa “Hell on high heels“, que sirvió de
single; la hipnótica “In the orange grove”, que te va seduciendo poco a poco
para no volver a soltarte, o esa guitarra que te acuchilla los tímpanos como en “Walkin’ the line”. El resto es menos contundente, pero no exento de calidad, en el que relucen gemas como “Memphis #999", "Spirits a movin'", "Medecine man" o la más acústica "Salvation psalm".