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martes, 7 de septiembre de 2010

RYAN BINGHAM & THE DEAD HORSES: "Junky star" (2010)

Pequeña decepción esta nueva colección de canciones a cargo de Ryan Bingham con sus Dead Horses. La verdad es que tenía grandes esperanzas depositadas en este nuevo trabajo sobre todo sabiendo que las labores de producción corrían a cargo de T. Bone Burnett, un tipo que suele ser de fiar y con las ideas muy claras, pero este “Junkie star” está siendo por ahora muy, muy flojo bajo mi humilde punto de vista.
Bingham se nos presenta en este nuevo trabajo con canciones más desnudas y menos elaboradas, en la mayoría en clave acústica y en un tono muy triste. Da la impresión que quiere reforzar más su faceta de cantautor folk siguiendo la estela de Woodie Guthrie, Dylan o Townes Van Zandt, aparcando la fuerza que desprendían sus composiciones de sus dos anteriores trabajos.
Quizás cambie de opinión dentro de unas semanas, no será la primera vez que me ocurre, pero con media docena de escuchas lo veo un tanto aburrido y soporífero. No me llega al alma en ningún momento y esos 50 minutos que dura este álbum se me hacen eternos. Además tampoco ayuda nada que estemos en pleno verano y no esté muy por la labor por escuchar este tipo de discos más apropiados para oír en la oscuridad de tu salita o en una estación como el invierno. El cuerpo me pide otra cosa y esta nueva propuesta de Bingham me ha dejado más frío que la nieve.
Tampoco es cuestión de darle muchas vueltas al asunto. Es un trabajo menor pero aun así seguiré confiando en el futuro en este hombre porque considero que tiene todavía muchas cosas por ofrecer y cualquiera tiene derecho a tener un pequeño tropiezo ¿no?

miércoles, 3 de febrero de 2010

RYAN BINGHAM & THE DEAD HORSES: "Roadhouse sun" (2009)

A mucha peña le importa bien poco quien es el tipo que produce los discos que escuchamos. Puede ser un detalle para muchos pero yo siempre le doy su justa importancia. Hay productores que suelen ser una garantía absoluta, casos de T. Bone Burnett, Rick Rubin, si no contamos algún tropiezo significante, George Drakoulias o Joe Hardy, y sabes que puedes estar ante algo grande. En el otro lado de la balanza hay nombres que pueden ser los principales culpables de ciertos bodrios y el cambio musical erróneo de muchos de nuestros artistas favoritos. Es indudable que son parte esencial de cualquier grabación y a veces nos pueden dar una pista bastante fiable del producto que nos vamos a encontrar.
Empecé a escuchar los discos de Ryan Bingham, principalmente sus dos últimos discos, porque detrás de la mesa está como productor un señor que se hace llamar Marc Ford que suele ser un seguro de vida y lógicamente todo lo que pasa por la mano del ex Black Crowes, merece mucho mi atención. Por supuesto, ese detalle me pico la curiosidad para escuchar el material de este chico nacido en New Mexico.
El primero, producido por Ford, se hace llamar “Mescalito” y fue editado en el año 2007. Un trabajo correcto pero que a día de hoy no consigo sacarle todo el jugo que esconde y que debería de meterle más caña.
Este que nos ocupa hoy es el último y sí me golpeó con más fuerza. Me parece mucho más logrado, con más gancho y con temas más contundentes.
Musicalmente este chico se mueve en el rock tradicional americano con claras influencias de Dylan, Springsteen y un cierto parecido en la voz a Steve Earle en bastantes canciones. Es imposible quedarse impasible ante la fuerza brutal de temas como “Endless way”, la vitamínica “Days is gone”, la vacilona “Rollin’ highway blues” o el maravilloso sosiego que es “Snake eyes”.
Por ahora, su currículum nos alberga esperanzas de estar ante un gran artista. Esperemos que siga por la buena senda.