
Nada se le resiste al buen de Warren Haynes y siempre es de agradecer la capacidad que tiene para sorprender a sus fans y más cuando se tiene que enfrentar a un disco del nivel que nos ocupamos hoy, porque lo que tenemos aquí presente es uno de los directos más impactantes que uno pueda escuchar.
Este doble álbum es orgásmico, amigos! Desde la poderosa y privilegiada garganta del gran Joe Cocker, que ya había dejado atónita a toda la audiencia de Woodstock un año antes, hasta la súper-banda que le acompañaba liderada por el Leon Russell, con musicazos de renombre como Bobby Keys, Jim Price o Jim Gordon. Para darle más empaque, fuerza y empuje a la banda, también estaban presente varias baterías, una sección de vientos y unos fantásticos coros femeninos que eran pura magia.
El cancionero presente es de un nivel estratosférico donde sería ridículo destacar algo por encima. Todo brilla a un nivel sobresaliente desde la introducción con la banda sonando a pleno rendimiento a golpe de campana y sirviendo en bandeja el “Honky Tonk man” de los Stones, pasando por la explosión soul de “Stick & stones”, el derroche de energía presente en “Cry me a river”, la emotividad deslumbrante de “Bird on the wire”, la fragilidad que emana de la voz de Rita Coolidge en “Superstar”, el largo blues “Blue medley” que quizá sea mi momento favorito del álbum, la fiesta total que desprende “Give peace a change”, la esencia Beatles en “She came in throught the bathroom window” y un final tan redondo con “Delta lady” del omnipresente Leon Russell.
Un directo perfecto e irrepetible que en manos de Warren y su Mula seguro que dejó satisfecho a todos los presentes del Beacon en esta Nochevieja. ¿Se os ocurre una forma mejor de acabar el año?