
He de decir que la carrera en solitario de este excepcional guitarrista es realmente acojonante. De estar en una de las mejores formaciones en la actualidad, a arriesgarse y montarse su propia historia, es digno de alabar. Está claro que Marc Ford es un hombre inquieto y tiene mucho que decir. En el seno de los Crowes no podía aflorar en labores compositivas todo lo que tenía dentro. La férrea disciplina de los hermanos Robinson impone mucho y el bueno de Marc se busco la vida por otro lado. Hemos perdido un gran miembro en nuestros queridos Crowes pero a la vez hemos ganado un artistazo como la copa de un pino y nada mejor que su primer álbum “It’s about time” para demostrarlo, un disco irreal e inconmensurable y mucho mejor que el “Lions” de los Crowes. De hecho, estoy convencido que sus obras en solitario son mejores incluso que lo último que nos están ofreciendo los hermanos Robinson.
En este nuevo disco, Marc ha cambiado su banda (que no eran otros que Burning Tree) y se ha rodeado de otros músicos como John Bazz que estuvo en The blasters, Stephen Hodges que trabajo para Waits y Mike Malone que canta en tres canciones y el resultado es espectacular y apoteósico. Este hombre está en un estado de gracia que asusta. Básicamente lo que tenemos aquí es blues y te recuerda a los grandes del género como “Spaceman” que la podía haber firmado el gran Willie Dixon o “Pay for my mistakes” con ese slide guitar que recuerda a Elmore James. También están presentes las referencias de Allman Brothers Band en el tema interpretado por Malone en “Mothers Day” que te recuerda al “Jelly Jelly” o “It’s not my cross to bear” de la mítica banda sureña. Pero no sólo hay blues a raudales, también hay espacio para un buen rock’n’roll de toda la vida en “Go too soon”, un funky larguísimo en “smilin’, reminiscencias de los Mule actuales en “Main drain” o temas más en la onda de su primer disco como “Last time around”. Pero el gran temazo del disco no es otro que “Freedom fighter”, un auténtica “delicatessen” de este genial guitarrista que te transporta a otra galaxia con esos cerca de siete minutos de música con mayúsculas y con un solo de guitarra para babear.
En definitiva, un trabajo de una calidad excepcional para saborear con el paso del tiempo y que demuestra que Marc Ford es uno de los músicos más fiables que te puedes encontrar hoy en día en el panorama musical actual. No me quiero ni imaginar lo que pudo ser este disco con la voz de Chris Robinson. Hubiera sido de escándalo!!!
¿Disco del año? Pues, creo que no tengo ni la menor duda.
El tema "Mothers Day"