
Gracias a mi entrada sobre la mejor balada de lo 80’s de hace un par de semanas, he vuelto a recuperar los dos primeros álbumes de Skid Row. La verdad es que fuisteis unos cuantos en recordar a esta excelente banda en la sección de comentarios, con temas tan emblemáticos como “I remember you”, “Wasted time” o incluso “In a darkened room”, e inevitablemente me sentí tentado a volver a escuchar estos dos zarpazos del mejor hard rock que se facturó hace un par de décadas y que hacía años no volvía a poner en mi reproductor.
Mi primer contacto con Skid Row fue inevitablemente en el Popu, donde curiosamente se les ponía a parir por todo lo alto. En aquellos años Guns n’ Roses eran los amos de la barraca y Sebastiana Bach y los suyos sólo se llevaban injustamente críticas feroces, suficiente para llevar tu atención a otras cosas. Entre tanto, ese mismo año haciendo mi servicio militar, un compañero me dejo en cinta este “Slave to the grind”, diciéndome que esta banda era un pasada y la voz de un tal Sebastian Bach de lo mejorcito que había escuchado en años. ¿A quién hacer caso? Sinceramente no pensaba que era para tanto y la cinta no pasó de un par de escuchas. Había buenos temas allí pero no me engancharon lo suficiente para prestarle una atención más justa. Además, en aquellos años la música alternativa copaba prácticamente todo mi interés musical y mi cabeza estaba en otros mundos.
Con los años, un colega me volvió a poner en órbita con esta banda dejándome este disco a préstamo. Con la mente mucho más despejada y sin prejuicios de ningún tipo, el disco supuso todo un shock en mi existencia. ¡Dios santo, qué pepinazo de hard rock tenía entre mis manos! Melodías perfectas, solos de guitaras en su justa medida, coros cojonudos, canciones redondas como soles y la voz de Bach dejándote sin habla. Aquello fue como una especie de revelación e inevitablemente me acordé del compañero de mili, al cual nunca no volví a ver, para darle la razón en todo en todo lo que me dijo.
Este finde volví a escuchar este pedazo de dinamita y sigue sonando tan cañón como antaño. Allí están brutales descargas como “Monkey business”, “Psycho love”, “The threat” o la más punkara “Riot act”, que te rejuvenecen veinte años de golpe; los himnos “Get the fuck out” o “Slave to the grind”, son ideales para corear en alto y con orgullo; Quicksand Jesus”, me sigue estremeciendo con esas subidas y la poderosa voz de Bach que te deja literalmente echo polvo, y la balada “Wasting time” es el cierre perfecto para derretir corazones sensibles. Ah, y no puedo evitar destacar por encima de todo “In a darkened room”, que fue la primera canción que me sedujo del combo y sigue sonando maravillosamente bien.
Hoy en día, echo un vistazo a lo que tenemos en plan hard-rock y tristemente nada puede competir con esto. Nada, absolutamente nada.
Estupendo trabajo. Así de claro.