BLACKBERRY SMOKE: sala Dom Pedro, Gijón 18 de diciembre 2009

Gran noche de southern rock ayer noche a cargo de los Blackberry Smoke y eso que desgraciadamente la fiesta estuvo a punto de no celebrarse. En efecto, nada más llegar a la sala Pablo de The Promouters nos comentó que al batería de la banda le acaban de informar desde los States de un gravísimo problema personal de ámbito familiar. Pero ni con ese contratiempo la cosa se torció y con una profesionalidad que les honra, estos tipos de Atlanta dieron todo lo que tenían dentro y triunfaron por todo lo alto en una sala casi repleta de peña ávida de buena dosis de rock sureño. Pasadas las doce de la noche, Charlie Starr con sus greñas a lo Ed Mundell y sus patillas kilométricas, acompañado por sus compinches, acamparon en el nuevo escenario que adornaba la sala Dom Pedro (todo un acierto!) y empezaron a atacar sus temas que conforman su sólida discografía. Desde el primer momento las sensaciones de poder vivir un gran bolo se hicieron realidad. Cayeron poco a poco temas como “Good One Comin’ On”, “Restless” o “Bottom of this” que no hacían más que subir la temperatura y la intensidad de la velada. Todo rematado a la mitad del bolo con una demoledora “Freeborn man”, el único tema que tocaron de su olvidadísimo primer trabajo “Bad luck ain’t no crime” y donde se permitieron el lujo de intercalar alguna nota del “Got my mojo workin” popularizada por Muddy Waters.

Como toda buena banda sureña, Blackberry Smoke se lució con una excelente jam que remataron con pinceladas del “Blues sky” y “Midnight Rider” de Allman Brothers Band que agradeció enormemente el personal asistente, sobre todo nuestra querida Paulamule que haciendo un esfuerzo sobrehumano y después de quince días en cama, no se pudo aguantar y allí estaba para rockear duro. Pero, lo mejor estaba por llegar y hacia la recta final, estos chicos de Atlanta nos tenían reservado un sorpresón que ya vale de por sí el precio de la entrada, nada más y nada menos que un tributo a sus queridos Lynyrd Skynyrd con una soberana versión de “Tuesday's gone”. ¡Madre del amor hermoso! La piel de gallina…Dios, qué pedazo de canción! Por un momento cerraba los ojos y me imaginaba tener al gran Ronnie Van Zant a escasos centímetros de mis ojos. Sin duda, uno de los grandes momentos de la noche para servidor. Pero la cosa no se acabo allí, quedaban todavía interpretar dos de sus mejores temas como la enérgica “Shake your magnolia” y su himno particular con “Freedom song” que ya es todo un pequeño clásico del southern.
En resumidas cuentas, fantástica hora y media de show que pudo haber sido mucho más si no hubiera sido por el triste contratiempo sufrido por el batera del grupo. Otra noche para el recuerdo y que supone el último concierto de un año inolvidable en cuanto a eventos en este bendito país.