LEON RUSSEL & THE SHELTER PEOPLE (1971)

El periodo veraniego no suele ser muy pródigo en lanzamientos novedosos, creo que en eso coincidimos casi todos. Para servidor, es un momento ideal para repasar discografía de artistas que desconozco y que llevan un tiempo a la cola de pendientes. Este año le ha tocado el turno a Leon Russell y The Band, dos trayectorias musicales que ya tenía ganas de asimilar y por la razón que fuera iba posponiendo una y otra vez. Por supuesto, ya conocía temas sueltos de cada uno pero lo que se llama profundizar y conocer con algo más de fundamento la carrera de ambos no llegó hasta este mismo verano.
En el caso de Leon Russell no he llegado a escuchar toda su obra pero he disfrutado como un bellaco con este álbum llamado “Leon Russell & The Shelter People” publicado en el año 1971. Un clásico instantáneo desde el mismo momento que cae entre tus manos dejándote una cara de bobo por no haber escuchado semejante trabajo antes. No deja de ser curioso que a veces malgastes tiempo con discos irregulares y con poca sustancia para desperdiciar obras de arte en el caso que nos ocupa hoy, pero bueno, creo que esto nos pasa a todos de una manera u otra ¿no?

La verdad es que el sonido lleno de blues, soul, rock o country de este pianista me ha entrado como un tiro, con unas referencias que van desde los Stones, los aires sureños de Allman Brothers Band o las primeras obras de Elton John. Con este último va a sacar un disco conjunto que verá la luz dentro de unas semanas que promete bastante.
Esta maravilla empieza de la mejor manera posible con el temazo del disco como es “Stranger in a strange land”, que me llegó incluso a obsesionar escuchándola varias veces seguidas con un estribillo irresistible to the max. La sigue otra exquisitez como “Of Thee I sing”, con su piano en primer plano marcando un ritmo endiablado que no te suelta en ningún momento. La tercera propuesta “A hard rain is gonna fall”, de Dylan, es más que convincente al igual que la más bluesera “It takes a lot to laugh, it takes a train to cry”. Por la mitad del camino nos llega un rock’n’roll como “Crystal closet queen” para mover las caderas sin parar y una de sus canciones más famosas como es ”Alcatraz” que machaqué tantas veces con los escoceses Nazareth. “The ballad of mad dogs and englishmen”, con unos arreglos fantásticos, y “Sweet Emily”, son las piezas más íntimas y emotivas pero también dejan su sello de calidad. Cierra este álbum un tema psicodélico de George Harrison en la más pura tradición del fallecido ex Beatle.
En definitiva, una obra muy completa que me dejó un sabor de rechupete y que esconde tras de sí un músico de una calidad incuestionable con una carrera a tener muy en cuenta .