ZZ TOP: sala La Riviera, Madrid 14 de julio 2011

Les tenía ganas desde hacía mucho, mucho tiempo y por fin me pude desquitar el pasado jueves en la abarrotada sala madrileña de La Riviera. Hacía un buen puñado de años que este trío tejano no tocaban por la capital y por consiguiente eran para servidor una asignatura pendiente en mis prioridades en cuanto a conciertos se refiere. Definitivamente ya los puedo tachar de mi lista con un muy buen bolo a sus espaldas.
Todo empezó con una puntualidad británica al tomar ZZ Top el escenario de La Riviera con el tema que suele empezar sus bolos como es “Got me under pressure”, con Billy Gibbons y Dusty Hill ataviados con unos ponchos mejicanos con lentejuelas que lucían de manera impecable. Perfecto tema y no menos presentación por parte de estos dos entrañables músicos para entrar en faena y dejarse llevar por el genuino e inconfundible sonido de esta banda. Frank Beard tremendamente concentrado también destacaba en lo suyo con una batería muy chula adornada con calaveras y cumpliendo con su cometido de forma muy eficiente. Con el segundo tema dejaron fuera los ponchos con la ayuda de un par de señoritas y atacaron con una serie de clásicos de su hornada como son “Waitin’ for the bus”, la bluesera “Jesus left Chicago” y “I’m bad I’m nationwide”, todo adornado con los consabidos trucos de complicidad entre Bill y Dusty, destacando por supuesto esas coreografías marca de la casa y que tantas veces he imitado delante del espejo, je,je.

En la mitad del show, la fiesta seguía su curso con otro temazo como la divertida “Cheap sunglasses”, la excelente “Need you tonight”, con un solo de guitarra tocado con un dedo por parte de Gibbons y hubo espacio para un pequeño recuerdo para Jimi Hendrix con “Hey Joe”.
El trío de ases “Brown sugar”, “Party on the radio”, cantada por Dusty Hill y una apabullante “Just got paid” fueron la excusa perfecta para preparar el terreno a lo mejor de la noche con sus himnos más coreados.
Porque lo más apoteósico estaba por llegar y de qué forma. Poco shows se me ocurren más perfectos con los tres temas que iban a acabar antes de atacar los bises. De una tacada y casi sin respiro ejecutaron los tres clásicos del “Eliminator” por excelencia como son “Gimme all your lovin’”, “Sharp dressed man” y “Legs”, ésta última con las famosas guitarras en forma de peluche, las mismas que lucían en su famoso vídeo de los 80’s. Tres canciones perfectas que hicieron mover al personal como no podía ser de otra forma.
Breve descanso y llegan los bises con otro par de himnos imprescindibles dentro de su dilatada carrera como el boogie-rock llevado a su máxima expresión como es “La grange” y por supuesto otro torpedo de puro y auténtico rock’n’roll sucio y salvaje como es “Tush”, que seguramente voló la cabeza a más de uno de los presentes y con Billy Gibbons enseñado toda clase de posturitas y fumándose un purito con toda la chulería del mundo.
85 minutos que volaron en un plis-plas y que particularmente me supieron a poco porque de buena gana me hubiera apuntado a otra media hora más.

Para ponerle una pega al bolo, y que no se me tire nadie a la yugular, tal vez tocar un par de temas más no hubiera desentonado, sobre todo viendo el excesivo precio de la entrada y sin las pantallas de fondo. Creo que en ese aspecto se podían haber esmerado un poco más.
Otra de las cosas negativas fue el excesivo precio de las camisetas. Encima, si no me falla la vista, no venían con las fechas de España y lógicamente pasé de agenciármela.
Al finalizar el show, intentamos lograr alguna firma por parte de la banda pero ninguno de ellos tuvo el mínimo detalle de pararse un instante al complacer los pocos fans allí reunidos. Ni tan siquiera les sonsacamos una pequeña sonrisa de complicidad. Pasaron olímpicamente de todo. Allá ellos, pero hoy en día, creo que deberían cuidar un poco más a sus seguidores, que son, por mal que les pese, quienes les dan de comer. Un detalle feo que deberían de cuidar más, aunque a estas alturas no creo que cambien mucho su actitud.
Por lo demás, gran noche de rock’n’roll y esperemos que no tarden tantos años en volver a visitarnos.