¡Fuego y gasolina!
La verdad es que Steve Jones dio con el título exacto para definir la obra que tenemos entre manos. Este pedazo de dinamita, porque no se le puede definir de mejor manera, se compone de doce trallazos de hard rock clásico de lo mejor editado estos últimos 25 años y bien merece que le dediquemos un tributo por todo lo alto.
Recuerdo que me costó un riñón dar con él ya que estaba descatalogado desde hace mucho tiempo, pues no tuve el placer de conocerlo cuando se editó en el año 1989. Por aquel entonces mi cabeza estaba en otra parte y no tenía ni la más remota idea de a qué se dedicaba el guitarrista de Sex Pistols. A finales de la década de los 90, di con él en una tienda de segunda mano de Madrid, empujado por las continuas alabanzas que recibía del Popu, y fue una compra más que rentable si contabilizamos las veces que lo puse en el reproductor.
Desde el primer instante que lo escuché ya no me lo pude quitar de la cabeza. Muchas veces cuando me dirijo a las estanterías para escuchar un buen disco de hard-rock que me suba la moral al cielo, recurro a él y me dejo un buen puñado de calorías al son de “Freedom fighter”, “Hold on” o “Get ready”. El que se quede impasible con todo ese arsenal desplegado por Jones es que está realmente en la UVI. Aquí no valen mariconadas de ningún tipo. Hard rock puro y duro. Jones va a saco desde el primer instante y no levanta el pie del acelerador en ningún momento, regalándonos una obra compacta y sin fisuras de ningún tipo.
A parte de lo musical, otro de los grandes atractivos para la adquisición de este disco fueron las colaboraciones de lujo presentes en algunos de los cortes. El más ilustre de todos ellos fue ni más ni menos que nuestro entrañable e irascible Axl Rose, que ponía su voz en “I did U no wrong”. Todo un lujo sabiendo que este tipo en aquellos tiempos era el amo del negocio y no se casaba ni con Dios a la hora de involucrarse en proyectos. Sólo recuerdo que participó en un disco de Don Henley y poco más. Vamos, que para Steve Jones debió de ser un reclamo impagable. Pero aún había más, pues también teníamos la presencia de Nikki Sixx o el binomio The Cult formado por Astbury y Duffy. A señalar además, en ese elenco de invitados, a Peter Wells y Angry Anderson de Rose Tattoo, que contribuyeron en labores compositivas en la incendiaria “Trouble maker”.
Vamos, con todo eso ¡nada podía fallar! Y que es un placer volver a escucharlo cada cierto tiempo y más en una escena de hard rock bastante pobre y con falta de bandas con personalidad para patear culos.
Hazte un favor y vuelve a pincharlo. Te aseguro que tu vida lo agradecerá.