Empezaron Steepwater Band con un primer set de 45 minutos donde sonaron muy conjuntados y destacando una soberbia interpretación del “World keeps movin’ on” de su último trabajo. Jeff Massey se lució con la slide en varios cortes y cuando más me estaba metiendo en el bolo, terminaron un poco bruscamente su corto show. Una pena porque se estaban calentando de manera fina pero había que dar paso a la segunda parte del bolo con Ford como gran escudero. Si es por eso cualquiera se resiste.
Con el ex Black Crowes, empezó la segunda parte del recital con un corte como “Wake up and walk away” de ese sobrenatural “It’s about time”. El señor Ford no necesita presentaciones. El tío toca lo que le da la real gana y es una delicia verle deslizando sus dedos sobre el mástil y oír esa notas que sólo él saber sacar. El show prometía pero poco a poco fueron intercalando bastantes temas que no conocía de nada y para mi gusto la cosa decayó un poquillo. A ratos Ford parecía ira a su bola, el sonido desde donde me encontraba tampoco acompañó mucho y me costaba un tanto meterme en el bolo. Pero, de repente la cosa cambió con una soberana versión del “Cortez the killer” de Young que rozó la perfección. Aquí, amigos, no hay palabras. Es un tema que hay que sentir y de nada vale describir tal subidón. Sin duda, creo que fue el momento cumbre de la noche y a buen seguro que debieron de recordar aquel día en Sestao cuando se juntaron por primera vez hace unos años. Si hubieran ido por estos lares, otro gallo hubiera cantado.
En los bises, sobresalió “Feels like doin’ time” que nos hizo mover los pies y un par de ellas más que no recuerdo que no consiguieron poner este bolo al nivel que hubiera deseado.
Y eso fue lo que dio de sí, un recital de dos horas y cuarto que no estuvo mal pero que supo a poco y que podía haber sido mucho más impactante con los protagonistas que teníamos delante.
En los bises, sobresalió “Feels like doin’ time” que nos hizo mover los pies y un par de ellas más que no recuerdo que no consiguieron poner este bolo al nivel que hubiera deseado.
Y eso fue lo que dio de sí, un recital de dos horas y cuarto que no estuvo mal pero que supo a poco y que podía haber sido mucho más impactante con los protagonistas que teníamos delante.